Hace unos días me enteré a través de una amiga de algo que le había sucedido y que creo que debería ser contado.
A la orden del día está el subir fotos a las redes sociales, para que nuestros amigos o incluso aquellos que no lo son, pero nos siguen o hemos aceptado su amistad por el hecho de compartir amigos en común, puedan ver lo que hacemos en nuestro día a día, ir a la playa o a la piscina, tomarnos un baño o tumbarnos al sol. Puede ser simplemente porque queremos compartir con ellos nuestros mejores momentos o incluso por dar sana envidia al que está al otro lado de la pantalla dando like o haciendo un comentario. Lo que está claro es que no lo hacemos con el propósito de que nuestras fotos sean utilizadas para ultrajarnos o, en el caso sobre todo de las mujeres, utilizarlas con fines sexualizados, cosificando su cuerpo o simplemente la pose que han optado para salir en dicha fotografía. Cosa por otro lado, además de deleznable, delictiva pues el uso de fotografías privadas para dichos fines sin el consentimiento de la persona que aparece en ellas son motivo de delito contra la privacidad, aún habiendo sido compartidas en las redes sociales por sus propietarios, pues ello se considera una violación a la intimidad y está tipificado en el Título X, Capítulo I, artículos del 197 al 201 del Código Penal.
Bien, después de aclarar el uso de las fotografías privadas en las redes sociales, voy a continuar con el hecho acaecido a mi amiga, quien a través de una captura de imagen de un grupo de WhatsApp se enteró de que su foto, junto con la de otras chicas de la misma población, se habían estado difundiendo en un grupo de WhatsApp (se presupone que en más grupos habrán podido ser compartidas), las fotos iban acompañadas por la siguiente frase: “Hunters (cazadores) ya ha llegado el verano” y varios emojis de esos que están relamiéndose.
Como es de suponer terminó indignada ante estos hechos. Pues, nadie tiene la potestad de utilizar sus fotos y tratarla a ella y a las demás chicas de las otras fotografías como meros objetos sexuales y, mucho menos, como piezas de caza para el desfogue sexual, que es lo que “parecía” insinuar el mensaje que acompañaba las fotografías. Sumado todo ello a que es de suponer que, si todas eran de la misma localidad y en el grupo había habitantes de dicha localidad y vecinos de la comarca, el que subió sus fotos posiblemente las conocía y no puso fotos al azar cogidas de Internet, si no de mujeres que supuestamente podían ser “cazadas” por estar en el punto de mira debido a su proximidad.
Pero eso no es lo que más la indignó, por si ello fuera poco, hubo algo que todavía la indignó y la abochornó más, y fue el hecho de que, al descubrimiento de las fotografías, se sumó el que mujeres, que conocían a los hombres (quizá por ser sus esposas, novias, madres, hijas, hermanas, etc.) que habían difundido las imágenes, lejos de reprochar a los “machitos” su comportamiento le recriminaban a ella con frases del estilo “Pues no haberte hecho esas fotos” o “No te quejes, si la han puesto ahí es porque consideran que vales la pena”; como he dicho, esas frases no han salido de los hombres (algunos jóvenes, otros no tanto) de alguno de esos grupos, sino que han salido de la boca de otras mujeres que, lejos de reprobar estos actos, los consideran dentro de lo normal; y ahí es cuando más indignada se ha sentido.
Y es que ¿cómo puede ser que hoy en día, en pleno siglo XXI, todavía haya gente que culpabiliza de estos actos a las propias mujeres que han sido victimas de ello por ir vestidas como quieran, por ir a la playa y hacerse fotos o simplemente por hacer lo que les venga en gana?
Es indignante que se puedan cometer estos delitos y que en muchas ocasiones no se pueda hacer nada para poder tomar medidas legales, por culpa de la sociedad en la que vivimos, ya que, estas chicas por vergüenza o por el que dirán no se atreven a denunciar, y esos cazadores aunque hayan sido cazados son tapados, por sus propias mujeres o amigas. Luego pasa lo que pasa, por normalizar unas conductas impropias de seres civilizados, y nos sorprendemos cuando encendemos la televisión y nos enteramos de alguna noticia de carácter machista. Nos consideramos muy modernos y liberales, pero, a la hora de la verdad, algunos parecen sacados de la Era de las Cavernas, y por culpa de ello muchas veces no podemos disfrutar con libertad de nuestro día a día.
Con este articulo solo podemos hacer eco de lo que está pasando actualmente en nuestra sociedad y más concretamente en nuestra comarca. Los cazadores han sido cazados, pero podríamos decir que han triunfado, pues seguramente esto pasará como una mera anécdota sin tener ningún tipo de represalia legal.
*Al escribir esto he optado por no decir el grupo de WhatsApp por dos razones; la primera es que me han dicho que es posible que no haya sido solo en este grupo, sino que ha sido reenviado en varios grupos, se desconoce si por la misma persona o por varias personas, la otra razón es que presupongo que no todos los del grupo donde se han compartido las fotos serán de la misma calaña y faltos de evolución que el que compartió la fotografía para abrir la veda de la caza veraniega.
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